domingo, 3 de abril de 2011

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Un paisaje de matices

Sería interesante rentabilizar el entorno, la arquitectura y el legado histórico de la parroquia con una oferta turística adecuada, para dar así un nuevo aire a su sistema productivo



La ganadería sigue siendo parte importante de la actividad productiva. pablo solares


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JAVIER GRANDA Rural, industrial, ganadera y romana son algunos de los calificativos atribuidos a la parroquia de Cenero. Situada en la zona meridional del concejo, L'Abadía de Cenero, como ha pasado a denominarse oficialmente desde la aprobación de la regulación toponímica del municipio, es la parroquia más extensa (23,8 Km2) y poblada de cuantas conforman el término gijonés. Confina al Sur con el concejo de Llanera; al Norte con las parroquias de Tremañes, Fresno y Porceyo; por levante con La Pedrera y Ruedes, y al Oeste con Serín y San Andrés de los Tacones.

El terreno, sin ser demasiado elevado (la cota dominante no alcanza los 300 metros de altitud), sí es montuno, caracterizado por una sucesión de suaves lomas, que adquieren vigor hacia la zona de Aguda y Peñaferruz, separadas por estrechas vaguadas, que, de vez en cuando, se abren para formar amplias vegas, como la de Caraveo. Sobre este paisaje serrano despuntan pequeñas elevaciones calcáreas, que han alimentado el imaginario colectivo de la zona y que han arraigado en la toponimia local como «picas» o «peñes» (la del Moro, Corros, Alba, etcétera).

La mayor parte de los numerosos arroyos que tan eficazmente han modelado el paisaje de la parroquia, vierten sus aguas al río Pinzales, que es el colector principal que avena Cenero. El conjunto de estos actores dan vida a un paisaje vivaz, que la acción del hombre ha desvirtuado notablemente. A los cambios paisajísticos asociados al desarrollo del poblamiento tradicional, sustentado en actividades agroganaderas, se ha sumado la proliferación de actividades industriales de fuerte impacto paisajístico y grandes consumidoras de suelo: canteras (Batiao), tejeras (Carbaínos), polígonos industriales (Somonte). Hay que añadir el impacto de importantes infraestructuras de comunicación que sirven al municipio, como la renovada carretera Oviedo-Gijón, convertida en autovía (A-II).

Los ecos del Gijón arcano y rural todavía resuenan con fuerza en Cenero y las actividades ligadas al campo constituyen una parte importante de la actividad productiva de la parroquia. Los datos extraídos del último censo ganadero del municipio reflejaban la clara orientación ganadera de esta parroquia, con 106 explotaciones de vacuno y 49 de ovino-caprino. Pese a un cierto dinamismo del sector agrario y ganadero, por la vía de los cultivos bajo plástico (actualmente hay dos grandes explotaciones profesionales) y la modernización de las instalaciones ganaderas (a la que no es ajena las nuevas instalaciones de la Pecuaria), las rentas familiares se completan con actividades ajenas al medio rural. El poder de seducción de la ciudad ha determinado que la población activa joven residente en Cenero prefiera emplearse en ocupaciones ajenas al duro trabajo del campo.

La regresiva evolución demográfica de L'Abadía, y el importante peso del segmento de población mayor de 60 años en relación con el de los niños y jóvenes, pone en evidencia el arraigo del mundo rural en la parroquia. El padrón municipal, a diciembre de 2006, recogía un censo de 1.443 habitantes (732 hombres y 711 mujeres), repartido de un modo desigual entre sus 14 barrios: Aguda, Batiao, Beloño, Caraveo, Carbaínos, Peñaferruz, Picún, Piñera, La Rebollada, Riera, Salceo, Sotiello, Trubia y Veranes. La entidad más poblada es Sotiello, la cabecera parroquial, con 249 vecinos, seguida por La Rebollada (con el núcleo casi urbano de Pinzales) con 237 empadronamientos. El núcleo menos habitado es Batiao, con 35 vecinos.

La comparación con el censo de 1996 pone de manifiesto una pérdida sensible de efectivos a nivel parroquial, pero también refleja el crecimiento de algunos núcleos como Aguda, Peñaferruz, Piñera o Sotiello. La explicación de estos datos la encontramos en la evolución de las licencias de construcción concedidas en la parroquia desde el año 2000, radicadas, principalmente, en los enclaves apuntados.

El poblamiento, condicionado, como en toda zona rural del municipio, por la disposición de la orografía, se presenta disperso sobre la base de caserías tradicionales y modernas viviendas unifamiliares que buscan la proximidad a los caminos que articulan el territorio. No obstante, en determinados puntos como Los Caños, Sotiello o La Rebollada, entre otros, el caserío se aprieta formando núcleos más compactos. En otras zonas, la proximidad de las edificaciones es más laxa, dando lugar a las típicas quintanas o corradas. En el antiguo Coto de Curiel (barrios de Aguda, Carbaínos y Peñaferruz), se localizan algunas de las más antiguas y representativas, como la de Goya o la de los Fombones.

El patrimonio edilicio de carácter popular de Cenero es importante en número, calidad e interés arquitectónico. Hórreos y paneras antiguos (algunos con vistosas tallas), casas de portalón o mariñanas y casas de corredor entre muros cortafuegos son, entre otras tipologías edificatorias tradicionales, relativamente frecuentes en el paisaje de la parroquia. La arquitectura señorial está representada por los restos, en Trubia, de la casa fortín conocida como el «Turruxón» (siglos XIV-XV) y la torre del conde de Noreña, cuya configuración actual data del siglo XVII, también radicada en el barrio de Trubia. Este torreón señorial tiene capilla exenta, puesta bajo la advocación de la Virgen de la O.

La historia más antigua de este territorio ha sido rescatada del olvido y puesta en valor con la recuperación de la villa romana de Veranes, equipamiento cultural de gran interés y último de los espacios museísticos municipales habilitados en Gijón. La creación de este centro de investigación, estudio y exposición fue la concreción material de un proyecto arqueológico ligado al estudio de la Ruta de la Plata en el concejo de Gijón, que se inició en 1997, bajo la dirección de Carmen Fernández Ochoa y Fernando Gil.

La villa tardorromana de Veranes es una pieza clave para entender el tránsito del agonizante mundo romano al medieval, en un entorno cercano al núcleo urbano de Gijón. En las proximidades de este yacimiento arqueológico se localizan otros restos de origen romano, como las Murias de Beloño, enclave prospectado a finales de los 50 por Francisco Jordá.

Como estrategia para dar un nuevo aire a la economía parroquial, impulsando con ello la renovación de la envejecida estructura demográfica, sería interesante que L'Abadía de Cenero pudiese rentabilizar sus activos (paisaje, arquitectura tradicional, legado histórico cultural) a través de una oferta turística adecuada. Explotar aún más el potencial de la agricultura ecológica sería otro camino en esa misma dirección.

fuente:INE.ES

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