lunes, 29 de marzo de 2010

EL ALMA DEL CENTRO SOCIAL DE RUEDES

El alma del centro social


Carmen Ordiales ambienta con termos de café y galletas las reuniones de los sábados para que no se pierda la única distracción que hay en la zona

A la izquierda, Carmen Ordiales sirve café y galletas a los primeros vecinos que van llegando al centro social. Sobre estas líneas, ambiente que se crea en las antiguas escuelas los sábados, a partir de las nueve. jorge peteiro

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Miriam SUÁREZ

Ruedes tenía un bar que primero se llamó Casa Nieves y luego Miramar. Pero ese establecimiento lleva varios años cerrado, desde que se jubiló su propietaria. Para los vecinos fue como si hubieran perdido parte de su patrimonio, en el sentido de que «nos quedamos sin la única distracción que había en la parroquia». El negocio de Nieves les proporcionaba hasta un servicio dominical de peluquería. Ahora, «no tenemos nada; pero es que nada», lamenta Carmen Ordiales García.

Los vecinos de Ruedes han cogido la costumbre de reunirse en las antiguas escuelas todos los sábados por la tarde, después de la misa de ocho y media. Y Carmen Ordiales es una de las personas que más pone de su parte para mantener ese hilo de actividad. Cada sábado, esta mujer de 64 años prepara bebidas calientes y aprovisiona el centro social de galletas, «bomboninos» y cajas de caramelos. Es su forma de distraer y distraerse en una parroquia que se encuentra a 11 kilómetros del casco urbano y donde los núcleos de población están bastante dispersos.

«Yo siempre fui una persona muy alegre y muy activa. Me gustaba que mi casa se llenase de gente. Ahora que estoy pasando una racha de depresión, necesito más que nunca entretenimientos», explica Carmen Ordiales, que se crió en Ruedes, luego se trasladó a vivir a Siero y, hace unos ocho años, volvió a la parroquia. «En la zona rural, como no organices algo, acabas metiéndote en casa, sobre todo en invierno. Para mí, ir los sábados al centro social es un desahogo. Vas, sales, te mantienes ocupada, charlas con los amigos, juegas a la lotería o al parchísÉ», comenta.

Carmen, que trabajó en la Agraria hasta que se retiró, es el alma del centro social. En cuanto llega el sábado, ella empieza a preparar los termos ya por la mañana. «Pongo una potada de agua hirviendo para garantizar que estén bien calientes. Mira, llevo todos esos que ves aquí», explica, abriendo las puertas de un armario que está repleto de recipientes. Carmen templa las reuniones de los sábados con «café, descafeinado e infusiones, que también hay gente que-y gusten». Todo ello de forma desinteresada.
A la hora de limpiar y recoger, según dice, arriman el hombro «a veces unos, a veces otros». Las reuniones suelen disolverse en torno a la una de la madrugada. El centro social, donde tiene su sede la Asociación de Vecinos «La Magdalena», no vuelve a cobrar vida hasta el sábado siguiente, salvo que haya fiestas o algún acto oficial. Las mujeres de Ruedes no se cansan de repetir que «deberían organizarse actividades por semana».


Ésta debe ser una de las pocas poblaciones de Gijón donde «los vecinos no podemos hacer ni un simple curso de manualidades». Según pone sobre el tapete Carmen Ordiales, «sí que vinieron una vez a proponer una actividad, pero, para participar, exigían que estuviésemos apuntados en ese momento a la Agraria, cuando la mayoría somos jubilados». Y apostilla: «También nos dicen que aquí no hay suficientes vecinos para poner en marcha actividades. Pero yo creo que, si las organizasen, raro sería que no viniese gente de los alrededores. Lo que está claro es que, ya que somos pocos, no deberían andar pidiéndonos requisitos».


Los vecinos de Ruedes, se reúnen todos los sábados por la noche en el centro social de las antiguas escuelas, donde no se organiza ni un simple curso de manualidades.Carmen Ordiales que ambienta esos encuentros con termos de café y galletas , es una de las personas que más pone de su parte para mantener este hilo de actividad

FUENTE:LA NUEVA ESPAÑA

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